viernes, 8 de enero de 2010

31.03.09

La sonrisa que tenía dibujada en la cara reflejaba algo más que felicidad. Era algo mucho más profundo, claro que sí. Reflejaba una radiante excitación ante la inminencia en la que iba a cumplirse un deseo. Definitivamente, esa era la sonrisa de una persona que pronto podría sentirse dichosa de tener su mayor sueño, cumplido.

Había recorrido en micro horas interminables de rutas inacabables simplemente para contemplar, para llenarse los ojos de las más azul y maravillosa visión. Bajó del vehículo temblando, y el estremecimiento de su cuerpo no cesó mientras caminaba desde la terminal de ómnibus hacia el este. Inspiró. El este. Podía recordar ver su sueño en los mapas, siempre bien al este.

A medida que se acercaba, podía sentir que lo que estaba buscando se avecinaba, casi podía olerlo. Esto lo relajó e hizo que el temblor cesara, pero luego de escuchar el primer indicio de que estaba muy cerca, se corazón comenzó a latir con tanta fuerza que casi podía oírlo. El ruido de sus latidos desbocados sólo era opacado por el sonido de las gaviotas. Levantó la vista al claro azul del cielo y rió junto con ellas, celebró que la vida los uniera en el mismo camino hacia el azul.

De pronto divisó un acantilado, el sitio más perfecto para ver. Con un poco de esfuerzo, logró sobreponerse a su fatiga, al viento que lo empujaba, a la altura.

Antes de llegar al final de la formación rocosa, cerró los ojos con fuerza y contó hasta diez.

Uno...dos...tres...cuatro...cinco...sólo faltaba la mitad.

Seis...ya casi podía sentirlo.

Siete...los ojos se le llenaron de lágrimas.

Ocho...de nuevo su corazón galopando eufórico dentro de su pecho.

Nueve...inspiró ese aire azul olvidando todas sus preocupaciones.

Y diez. Abrió los ojos para descubrir ante él la más maravillosa de las visiones.

Era su sueño, y estaba cumplido. Ahora le pertenecía finalmente, entero para él.

La inmensa masa azul se extendía ante él y lloró.

Lloró frente al mar. Sus lágrimas emocionadas se mezclaron con el viento hasta reunirse con el mar. Inspiró el aire salado, cargado de felicidad y dejó que su echo se inflara. Se sintió lleno, lleno de aire, lleno de sal. Lleno de mar.

De pronto, se acordó que tenía prisa por irse. Sin embargo, decidió que su partida podría esperar un poco más. Ahora que había logrado ver su sueño quería sentirlo, quería tocarlo, quería probarlo.

Bajó con cuidado hasta la playa y caminó despacio hacia el encuentro de las olas. Saboreó cada pisada que hizo que sus pies se hundieran en la arena. Se estremeció: el terrible viento le helaba los huesos y se acomodó mejor en su campera, subiendo el cierre para resguardar el cuello del frío.

Recorrió los últimos metros que lo separaban del mar, al trote que su edad le permitía. Chapoteó con el agua sorprendentemente tibia bajo sus pies desnudos. Se enjugó las lágrimas y se lavó la cara con el agua llena de espuma y sal.

Decidió que ya era buen momento para marcharse. Volvió al acantilado y esperó la llegada de la luna. Con el satélite y los astros de testigos, se acercó despacio al borde, para que sus dedos pudieran oscilar entre la dura piedra y el aire. Con una última mirada al cielo y las estrellas que empezaban a aparecer, tomó una última bocanada de oxígeno y se dejó llevar por el llamado del mar.

Cuando lo encontraran, sería con una imborrable sonrisa en los labios.

Apple.

jueves, 7 de enero de 2010

R a veces piensa...

Que las cosas cada vez se hacen más difíciles, que le cuesta salir adelante, que le cuesta no escuchar "el que dirán", que tiene que aguantar comentarios que nunca pensó escuchar, que tiene que "defender" sus gustos musicales, literarios, etc. y la miran mal, que tiene que aguantarse las malas caras, que tiene que soportar TODO para que no la pasen por encima, porque el que no corre vuela, como halábamos con una amiga el otro día.
A pesar de todo eso, me decido a no parar, a ponerme en búsqueda de unos tapones para los oídos tamaño XXL que no permitan que se filtre información no deseada, y arrancar el 2010 (7 días después) con todo, y ojito al que se le ocurra pararme... yo avisé.
R

Carta a mi conciencia.

Querida conciencia:

Te escribo esta carta para contarnos un poco una situación que creo conveniente mencionarnos.

Para empezar, el hecho de no verte o sentirte tan seguido. Amada conciencia, me gustaría que aparecieras con más regularidad, y no simplemente cuando esté por hacer algo mal o en contra de mis valores éticos. Quiero que también estés presente en los momentos de disfrute, de alegría, para también explicarme cómo deben ser aprovechados.

Sin embargo, sé que sabés absolutamente todo sobre mí. Lo que me gusta y lo que no. Lo que sé hacer y lo que me cuesta. Lo que considero bueno y lo que considero malo. Pero ahí es cuando te pido un poco de libertad para tomar nuevas decisiones, equivocarme un poco más o cambiar mi manera de ser.

Además, me gustaría que no me abandones en los momentos de soledad y/o tristeza. Y que cumplamos las dos juntas eso de "tener la conciencia tranquila", porque ambas sabemos que no es tan fácil como suena.

Apple.

miércoles, 6 de enero de 2010

Creo que son las primeras palabras coherentes que voy a escribir en este blog. Y son en relación a las preguntas que planteo apple, algunas son existenciales, otras no tanto, pero todas me hacen pensar en lo mismo... no tienen una respuesta muy certera. No se si se dieron cuenta pero vivimos rodeados de esas preguntas, quizás pensándolo drásticamente vivimos rodeados de mentiras, o de cosas sin sentido, cosas en las que no puedo creer, que no tienen un argumento sustentable, nos podemos partir la cabeza tratando de contestarlas pero nunca vamos a saber la realidad, la posta, la verdad de la milanesa. Complicado ¿no?.
R

martes, 5 de enero de 2010

Preguntas abiertas.

¿Cuál es el origen del universo?
¿Cuál es el sentido de la vida?
¿La vida tiene que tener algún sentido?
¿Qué hay después de la muerte?
¿Estamos completamente seguros de que los animales no piensan como nosotros?
¿Cuál es el origen de las palabras y de los idiomas?
¿Existe Dios? Sí es así, ¿por qué eligió esconderse de nosotros? ¿Dónde se esconde?
¿Si dejáramos de medir el tiempo, este dejaría de transcurrir?
¿Quién inventó las materias académicas?
¿Quién le puso nombres a las cosas?
¿Existen la ley de atracción, el azar, la suerte?

Apple.